viernes, 18 de junio de 2010

"LOS GUARDIANES DE CHÁVEZ". Comentarios.



R
ecientemente un reportaje español de un poco más de una hora ha sacudido la actualidad venezolana. Se trata de "Los Guardianes de Chávez", el cual es una revisión breve, pero precisa, acerca de las personas y grupos que apoyan (legalmente o no) el proceso encabezado por el Presidente Hugo Chávez en Venezuela.

Pues bien, la verdad es que ha sido una sorpresa el contenido de tal documental, tanto para el bando del chavismo (que como es de esperar, no lo recibió con agrado) como para el bando de la oposición. Sí, para la oposición también, porque de ser cierto lo que se informa a través de tal trabajo, los medios de comunicación venezolanos, independientemente del bando, tienen sumida a su población en un oscurantismo que omite una realidad del país bastante cruda. Resulta increíble pues el hecho de que unos reporteros extranjeros puedan acceder a una información tan interesante e importante que no nos es dada ni por los voceros oficialistas ni por los contrarios al gobierno. Ni siquiera los que se denominan "objetivos".

Ante tal realidad comunicacional, es difícil entontrar un punto de vista equilibrado que nos informe verazmente. Siento justo, como ciudadano interesado en la objetividad sin sesgos, que debo informarme, por lo menos, de la experiencia profesional de quienes suscriben tal información. Pues bien, sin ánimos de ser periodista, y sumado a lo anterior, sea éste entonces un artículo de opinión de un ciudadano venezolano como cualquier otro, que aparte de emitir juicios propios acerca del reportaje que sigue a continuación, se permitió averiguar, así sea sómeramente, el prontuario currícular de los periodistas involucrados. Además, dicho sea de paso, se agrega una réplica al video al final de este artículo.

Los reporteros involucrados en este documental son:

Jon Sistiaga: Periodista de dilatada carrera. Ha estado en conflictos en Ruanda, Irlanda del Norte, Colombia, Oriente Próximo, Kosovo, Afganistán, Tailandia, México, Corea del Norte y Guinea Ecuatorial. Galardonado con los premios Ortega y Gasset en el 2003 y Reporteros Sin Fronteras en 1999.

David Beriain: Reportero que ha fungido como enviado especial en Afganistán, Colombia, Darfur, Cachemira e Irak. Se ha aventurado en campamentos de las FARC, entrevistado a presos en Guantánamo, reportado guerrilleros sudaneses y recorrido bastiones talibanes.

Jorge luis Benezra: Periodista venezolano, productor de programas de información y opinión, así como escritor reconocido de artículos del área.

Estas personas parecieran ejercer con compromiso y responsabilidad su profesión. Aún así, reconociendo que fundamentar la veracidad de una proposición en el reconocimiento y prestigio de quien la emite es una falacia lógica (argumento ad verecundiam), por lo menos su experiencia nos invita a pensar que existen grandes posibilidades de que la información aquí suministrada sea real y seria. Por lo menos es algo mucho mejor que los argumentos ad baculum que se verán a continuación por parte del oficialismo.

El video fue dividido en partes en www.youtube.com. A continación la primera parte:



Me llama la atención una pregunta que se le hizo a Juan Contreras, portavoz de la Coordinadora Simón Bolívar:

DB: -¿Vosotros apoyáis la lucha armada de Eta?
JC: - Nosotros no cuestionamos (y ahí entramos dentro de lo que es el movimiento continental bolivariano) a censurar a nadie. Cada pueblo escoge sus métodos y forma de lucha.

Ante tal respuesta, cabe la oportunidad de preguntarnos: ¿Por qué no decir simplemente que no se está de acuerdo con un grupo explícitamente terrorista? ¿Por qué maquillar tanto una respuesta que se podría resumir en un "sí" o un "no"? Por otro lado, también valdría la pena tomar la palabra del señor Contreras y preguntarle: Si cada pueblo es libre de escoger sus métodos de lucha, ¿por qué satanizar los medios de comunicación de la oposición? Además, ¿dónde queda la constitución en todo esto?

Una pared aledaña al 23 de Enero interrumpió mis meditaciones con otras preguntas, pues se publicitaba en ella la frase "Viva la resistencia armada del pueblo palestino". Ahora bien, ¿sabrán en Palestina, o quizás en la Franja de Gaza, que Venezuela existe? ¿Sabrán ubicar los militantes de la Coordinadora Simón Bolívar a Palestina y a Israel en un mapa? ¿Sabrán los militantes de dicha agrupación que los palestinos son mayoritariamente musulmanes fundamentalistas, y que nuestras costumbres, para ellos, merecen el infierno según el Corán?

Como venezolano de a pie, conociéndo mi gentilicio, su cultura general promedio y observando la simultaneidad entre la reciente enarbolación de consignas palestinas y el proyecto chavista, sólo puedo deducir que tal cuestión es producto de un proselitismo político. La cuestión es tan sencilla como entender que "el enemigo de mi enemigo es mi amigo". Así de infantil. Por eso es que acá se apoya a Vietnam, a Irán, a los palestinos, a Cuba, a Sandino, a Zapata, a Cipriano Castro, a Marx, a la izquierda, a Argelia en los mundiales y pare de contar. La infantilidad y mediocridad del venezolano tradicional en pasta.

Más adelante se entrevista al grupo Alexis Vive. Curioso que su vocero, Robert Longa, explique que "darían argumentos a la oposición", pero por otro lado profiera: "terror y horror a la oligarquía". Por supuesto, salvaguarda tal afirmación en caso de un hipotético magnicidio. La pregunta pertinente es: ¿Eso lo justifica o aquí no hay constitución?

Algo más curioso aún, diría que hasta hilarante, es el mural de "La última cena revolucionaria". Como expertos (sin saberlo) del arte kitsch, la Coordinadora Simón Bolívar exhibe con orgullo a Jesucristo compartiendo mesa con Chávez, Bolívar, Marx, Mao, el Che y otros tantos. Aparte de la politización obvia (e irresponsable) de Jesucristo, lo que me resulta sin lugar a dudas un chiste es que Marx y Bolívar estén en una misma mesa.

Marx detestaba a Bolívar. En una de sus cartas escribió acerca del Libertador lo siguiente:

"Hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como Napoleón I al canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque".

Y sepan los oficialistas que Soulouque era un dictador haitiano bastante repudiado en su momento. Si sabían de esto, ¿cómo cargar con ese error teórico tan gigantesco? ¿Socialismo del Siglo XXI como filosofía novedosa u oportunismo demagógico de los célebres que ya no pueden defenderse? Porque sería muy interesante escuchar la opinión acerca de este proceso revolucionario por parte de Marx, Lenin, el Che Guevara e incluso del mismo Bolívar. Sería interesantísimo.

Retomando el video se ve lo siguiente:



Entrevistan a un representante del grupo La Piedrita. Su portavoz no resulta ser su jefe principal, Valentín Santana, pues es prófugo de la justicia por imputársele tres asesinatos. En su defecto, Douglas, un hombre jóven, da la cara.

Este vocero reinvindica la lucha armada. Se siente orgulloso de decir que el colectivo La Piedrita ha eliminado a los narcotraficantes de su zona a costa de sangre y fuego (¿el fin justifica los medios?). Más aún, asegura que sí Jesucristo bajara de nuevo a la Tierra, lo haría para desterrar al "imperio" y con un fúsil en la mano... Hay que ser respetuosos con todas las creencias, pero en verdad a veces la cuestión se pone difícil...

Douglas también asegura que Chávez no sale del poder por alguna vía democrática, pues mucha gente es la que lo apoya. Sin embargo, hace la acotación de que si eso ocurriese, La Piedrita "saldría patria o muerte". Bastante democrática esta gente.

Luego el turno es del grupo Carapaica. Su vocero, el Comandante Murachi, en lo peronal, me parece el más sensato de todos lo que defienden este proceso actual. Son críticos activos y constructivos de la revolución, de Chávez y hasta de sí mismos, y sostienen que el presidente sólo es necesario por los momentos para que el proceso siga medianamente su rumbo. Esto arroja ante mi una nueva perspectiva del chavismo, muy interesante, pues ya no estamos lidiando con un grupo dogmático. Eso, en honor a las verdades, es muy positivo.

Se infiere entonces que más allá de Chávez existe la fe en un proyecto político distinto. Y francamente, eso es lo que queremos todos. Lo que se pide es que sea un proyecto que garantice, energice y desarrolle un bienestar económico y social en el país, siempre dentro de la ley y en pro de la modernidad. Sin embargo, no vale la pena decir que se elimina al narcotráfico por las armas, pues en Venezuela existe una constitución y unos organismos para ello que se deben honrar. No podemos caer en la máxima más famosa de Maquiavelo. Hitler pensaba así.

Luego de unos embates en un operativo policial, cuestión que ya ha eliminado todo atisbo de sorpresa en los ojos venezolanos, continúa el reportaje:



Observamos imágenes del Hospital Pérez de León. Esta realidad subyace más allá de toda crítica hacia este reportaje. No hay tilde político ni voluntad de manipulación que valga ante los eventos que se muestran en tal lugar, pues es una circunstacia bien conocida por todos independientemente del bando en el que se encuentre. Invito a los críticos de este reportaje a que contradigan que eso ocurre en ese hospital.

Carlos Melo aparece más adelante afirmando que era notorio, con Bernal como alcalde, el reparto de armas a sus grupos afectos. Es una opinión bastante delicada y es triste que dada la realidad venezolana, sus ciudadanos ya no se impresionen por ello. De ser falsa, Carlos Melo debería enfrentar a la justicia. Sin embargo, su teoría explica consistentemente cómo las agrupaciones pro-oficialistas mencionadas en este reportaje poseen poder de fuego. Además, cada arma porta un serial que haría el seguimiento de las autoridades más sencillo al investigar su destino o distribución. ¿Por qué ésto no se hace?

Un apartado relevante es cuando los reporteros se dirgen a Televen. Allí, la diputada oficialista Aurora Morales expresa, en referencia a los grupos armados del 23 de Enero, que el uso de las armas se debe al combate que tienen con el narcotráfico en ese lugar, que es un asunto de tradición. A pesar de parecer coherente en el hecho de que hay que reconocer la realidad tal cual es, con las pequeñas subculturas de cada población; no es justificable su permisividad al rspecto.

Argumentar que la tradición o subcultura de un sector venezolano prela sobre las leyes del país, promueve la anarquía y resulta ser, además, un razonamiento falaz. Muy grave si de una diputada se emanan dichas conclusiones. Ahora bien, sería muy inocente pensar que ella no está al tanto de eso.

Justificar lo injustificable sólo acusa el tilde dogmático que posee el proceso oficialista entre sus partidarios.

Cuarta parte del video:



De Lina Ron ya sabemos casi todo. Su aparición en este reportaje era necesaria, más no revela nada nuevo. Sigue siendo la partidaria del oficialismo fundamentalista, autoritaria, desgraciada, carente de ideas y amante de la "verdad" por la fuerza que todos conocemos. Quizás la novedad quede para los demás países del mundo, en donde se pregunten cómo es posible que semejante persona resulte un bastión del proceso chavista y amenace los factores democráticos del país. La respuesta: éste es el país del mal gusto. Mientras más mal gusto tienes, más fama tienes en Venezuela.

Lo más importante de la entrevista con Lina Ron fue su reconocimiento de tener familiaridad con el jefe del FBL, acto que, entre otras cosas, es ilegal. Pero eso queda convienentemente impune, como es de esperarse.

El FBL resulta tener un campamento en La Gabarra, estado Apure. Y 10 kilómetros cerca del mismo hay un asentamiento del ejército venezolano. Increíble resulta que el ejército sepa no solamente de la presencia del campamento del FBL, sino que también reconozca la presencia de las FARC y de otros campamentos paramilitares. ¿En qué país vivimos? ¿No les da verguenza?

Asímismo, el padre jesuíta Jony Veramendi afirmaba que el FBL maneja entes de poder y posee influencias en Guasdualito. Esto sumado a lo anterior, contrasta groseramente con la declaración del representante del Frente Nacional Campesino, Domingo Santana: "La presencia de paramilitarismo y guerrilla es posible en la zona, pero no es determinante".

Señor Santana, la mera presencia de esa clase de grupos en el país, sea determinante o no, es ilegal e inadmisible. Por favor, consulte la constitución primero antes de ejercer un cargo público.

Llegando a los límites de la repugnancia como ciudadano venezolano, tolero la parte final del reportaje:



Nada relevante más allá de lo que hemos visto. Experiencias del desfile del 19 de abril de 2010, vendedores comerciando camisas de Osama Bin Laden, militares que proclaman consignas políticas, DVD's de Marx, hombres en tractores con rifles kalashnikov, cuya expresión y justificación de tal porte evoca pena ajena.

Bien, toda tesis ha de tener una antítesis, y como es de suponer, factores afines al gobierno se han pronunciado en contra de este reportaje. Un portavos de los entrevistados en la parroquia 23 de Enero redactó una réplica en este link:

http://www.el23.net/article/por-ultimo-tu-visita-a-petare.html

En resumidas cuentas, alegan una distorsión de los hechos, descontextualizaciones y omisiones de la información. Cuestionan que no reportó nada acerca de sus dilatadas acciones sociales y colaboraciones para con la comunidad.

Bien, eso pudiera ser cierto. Sin embargo, si el reportaje trata acerca del apoyo legal e ilegal que recibe el presidente Chávez por parte de algunas agrupaciones y personajes, poca cabida tiene como tema central el beneficio que dichas personas o agrupaciones aportan a la comunidad. Por algo el trabajo se llama "Los Guardianes de Chávez". Para lo otro pudiera estar, por ejemplo, Oliver Stone, que hace trabajos impecables desde la perspectiva oficialista. Ni siquiera quiso entrevistar a la oposición en su más reciente película...

En dicha réplica, no obstante, no se refuta que lo expresado por los entrevistados sea una falsedad. Y es que no pueden hacerlo, a menos que aleguen una edición de audio (que bien difícil sería lograrla).

Este país se torna cada vez más y más difícil, y concuerdo con la conclusión del reportaje en que los bandos radicales no hacen más que tensar una cuerda de la cual pende la estabilidad de la nación. Desde mi perspectiva no hay justificación posible para tolerar grupos armados y ajenos a la ley, sobretodo cuando tienen representación política en los partidos. En cl caso oficialista, peor aún, son ellos los que detentan el poder. El defender su revolución tiene que estar supeditado en los marcos legales que la constitución establece.

Disiento del chavismo con Chávez, pues es el gobierno del atraso y del autoritarismo. Más temo del chavismo sin Chávez, pues es sería el cenit de toda la anarquía contenida. Sería el romper de la cuerda. Y coterráneos chavistas: ustedes serán el arma de su propia destrucción.




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jueves, 17 de junio de 2010

DANZAS, MOBY DICK Y EL HOMBRE CARA QUEMADA


"Sketchy Friends Dance 2"


N
eil Sanders, A.K.A. The Boogley, es un ilusrtrador de Melbourne, Australia. Un buen dia, diseñando unos personajes para un libro, tuvo la necesidad de animarlos para ver qué tal quedaban. Sin embargo, como todos sabemos, hacer animaciones con tramas, escenas historias y toda la parafernalia pertinente lleva mucho tiempo; así que al señor Sanders se le ocurrió la maravillosa idea de animar sólo lo necesario, utilizando como excusa un fondo musical repetitivo.

Así es como ésta animación nace como una suerte de video clip, pero con un soundtrack cíclico, mejor conocido como "loop". A primera instancia se ve que es una maravillosa solución para no tener que animar tanto, sin embargo, al ver los otros trabajos de Neil (los cuales comentaré en otras entregas del blog), es fácil percatarnos de que este animador tiene un fetiche por las animaciones cíclicas. Sólo basta ver el preloader de la animación.

Se reconoce el esfuerzo de sincronización (cuestión que no es trivial) en el corto, así como el "frame per frame" que está bastante bien desarrollado. Muy buen trabajo:

Sketchy Friends Dance 2



"Blood and Thunder"


Nada más y nada menos que con un soundtrack de Mastodon, Rooshich, de Suiza y de apenas 16 años, nos trae esta cómica animación.

¿Nunca os ha pasado que una chica con la que os llevas maravillosamente resulta tener novio? Pues, aquí está un buen ejemplo de las emociones que brotan desde lo más profundo de nuesto odio por la Ley de Murphy. Animación corta, simpática y fácil de hacer (aunque al final se pone medio elaborada realmente):

Blood and Thunder



"Burnt Face Man 9"



Que quede claro que David Firth, el autor de esta animación, es mi ídolo...

Desde hace algunos años, el señor Firth, A.K.A. Doki, ha sido una fuente inagotable de admiración para mi. Me parece que simplemente es un genio de la creatividad, con todo lo que esa expresión conlleva.

Hace ya muchos meses que me topé con una de sus animaciones más afamadas, las de Salad Fingers. Ellas merecen una especial atención en este blog, y pronto les haré su merecido homenaje. Sin embargo, no es por ellas que los comentarios presentes se escriben, sino por otra animación: el capítulo 9 de Burnt Face Man, pertenenciente a otra de sus series.

Burnt Face Man es un super héroe muy poco usual. En una ciudad en donde los villanos son realmente patéticos (como Bastard Man o el Man-Spider), Burnface man es el campeón de la justicia que se pone a la altura de las dificultades. Es decir, apesta.

La cuestión que envuelve a tan particular héroe se ve mejor en el trailer de la serie:

http://www.burntfaceman.com/trailer.htm

David Firth hace gala de una imponente imaginación en todas sus animaciones, y con Burnt Face Man no es la excepción. Sólo hay que ver cómo comienza el capítulo 9 de la serie:

"Burnt Face Man está tocando música en un festival portugués. Una paloma maléfica lo picotea en un brazo y lo infecta con sida. El super héroe se cura metiendo un fósforo encendido en la herida, y no sólo eso: gana el super poder de tener la sangre caliente. Lastimosamente el súper poder no tiene ninguna utilidad". ¡Jajaja, increible lo estocástico que es!

Bueno, sin más preámbulos, el capítulo 9. Por supuesto, les recomiendo encarecidamente que vean todos los capítulos (son cortos y muy amenos). De esa manera podrán entender un poco más acerca del azaroso mundo de Burnt Face Man. Pero sólo un poco:

Burnt Face Man 9





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martes, 8 de junio de 2010

MORDIDAS Y SURREALISMOS


"Deadly Bite"


C
omenzamos en esta ocasión con una animación bien simpática. Se trata de un chiste que de seguro muchos ya han de conocer (de hecho yo me lo sabía desde hace más de 10 años. Lo recuerdo porque se lo decía a una amiga para seducirla, pero digamos que cambiaba lo del trasero por mi pene. Ya verán.)

El autor se llama Hayk Manukyan, a.k.a Sykohyko, el cual es un animador profesional. Sus ilustraciones están visiblemente inspiradas en Ren & Stimpy, o por lo menos fue entrenado bajo el mismo estilo. La animación es bastante rápida, con escenas veloces que mantienen la atmósfera de humor viva.

Cuando uno comienza en esto de la animación, se empieza, justamente, con animaciones demasiado veloces, producto de la inexperiencia. La práctica desarrolla el sentido de la edición, lo cual de lo súper veloz se pasa a la velocidad ideal, y luego, cuando se está bien ducho en este arte, se puede pasar a la creación de animaciones rápidas, pero coherentes y dignas de un buen trabajo de edición.

Este mismo autor se ha dispuesto a realizar una serie de acción cómica, con el nombre "Neenja", la cual les mostraré en entregas posteriores. Por lo pronto, el chistecito:

"Deadly Bite"


"The Sea"


Bueno, ya basta de sodomías. He aquí una animación que atenta en contra de los cánones usuales de belleza. Es grotesca, oscura, a veces repulsiva. Justo por ello, por conseguir ese efecto, es genial.

Waldemar Schuur, a.k.a. W.P.S., oruiundo de Rotterdam y de 20 años, pareciera ser un artista consagrado a lo grotesco o a lo escatológico. Sus animaciones, incluyendo ésta, están marcadas por ese estilo tan peculiar en donde se combinan la animación tradicional, el collage y el stopmotion, además de algunas técnicas de efectos muy particularizadas.

"The Sea" posee una muy buena edición, y absolutamente todos los sonidos nacen de la voz del autor, incluso el de la chica sin extremidades... Waldemar posee una página web para sus fanáticos, la cual es http://www.nekrotherium.com. No se dejen engañar, cuando entras, pareciera ser una página amateur acerca de gatos... Sin embargo, cuando ingresas a ese maravilloso e inocente mundo felino te das cuenta de que el universo grotesco de W.P.S. subyace en el fondo. Y es bien bizarro.

He aquí la pequeña maravilla:

"The Sea"


"Frog Machine"


Siempre me han caído bien las animaciones que fungen como videos musicales, porque en verdad me consta que tienen un nivel de dificultad adicional por todo aquello de la sincronización con la música y por lo de introducir todo un concepto en los minutos que te ofrece la melodía. Stephen Flanassan, a.k.a. Kikkimikki, con apenas 19 años, me demuestra que puede ser un genio prematuro de este arte. Aún con ese alias.

Con una canción homónima a la animación proveniente de un grupo llamado Infected Mushroom, el corto se ambienta en un surrealismo que sólo proviene de los resquicios mentales más inéditos de Flanassan. La animación abunda en una gran cantidad de "símbolos" que son animados individualmente y luego son puestos en conjunto (ver las extremidades del tipo malo, por ejemplo). Con ello se ahorra trabajo en animaciones frame per frame, lo cual no significa que lo que hizo no es laborioso.

Curiosamente hablando de ello, lo único que aparece hecho con la técnica del frame per frame es un extraño corto en el interludio de la canción, que especulo es parte del portafolios del autor. De verdad es algo que no tiene nada que ver con el concepto general de la animación, pero creo que eso hace de lo surrealista algo más marcado. Por lo menos está bien hecho.

Les adelanto que gracias a esta animación, la canción "Frog Machine " será el soundtrack de mi nuevo videojuego estilo "shooter". Es que me ha encantado, he ahí la magia de esta clase de animaciones:

"Frog Machine"





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domingo, 6 de junio de 2010

EXISTENCIALISMO: DON Y MALDICIÓN. (PARTE III)



A

unque en esencia diferentes, el hedonismo y el escepticismo son, en ocasiones, la consecuencia uno del otro. Ante el hecho de nuestras sempiternas limitaciones humanas, ser escéptico (esto es, pensar que absolutamente todo es relativo y que más que verdades hay opiniones) constituye la derivación inmediata de esa realidad. Se navega entonces en un infinito océano de verdades maleables, de mentiras e ilusiones. Te transformas en un náufrago que no puede asirse a ninguna isla, pues todas están fundamentadas en el polvo. Ni siquiera tu mismo como náufrago eres real. ¿Cómo saberlo? ¿Qué lo garantiza? ¿Sólo el pensar, cómo sugiere Descartes? Y si fuera así, ¿eso es verdad según quién o según qué?


“Ser o no ser”, valiéndome de clichés, constituye de hecho una gigantesca duda para cualquier escéptico. Y la respuesta no puede ser más que estadística: para saber si uno es o no, haría falta vivir millones de vidas más, en realidades diferentes, en fantasías diferentes. Así, comparativamente es que podríamos dilucidarlo. Y aún bajo ese método, sólo sería una cuestión comparativa, algo que depende, algo relativo al fin y al cabo. Lo mismo ocurriría con un hipotético sentido de la vida.


Por eso el escéptico, el más valiente de todos los existencialistas, debe caminar siempre sobre un pantano, con un horizonte lleno de espejismos. Se vive con una sed que no se puede saciar nunca, con un hambre que no se puede calmar. Se respira y no se siente el aire, se mira y da lo mismo qué mirar. Resulta indiferente hacer o no hacer, ser o no ser, vivir o no vivir. ¿Se existe para la familia, para los amigos, para la paz, para la patria, para dios, para uno? No. Ya nada tiene valor, pues cada concepto y cada atributo no es más que una convención.


Aún así se vive, pues a veces se tiene esperanza de que sea un estado mental pasajero, o de que alguien descubra una respuesta trascendental, o por simplemente disfrutar esta realidad que nos tocó vivir mientras todavía sea soportable. Tal existencialismo tan nauseabundamente Sartreano es propio de la contingencia, filosóficamente hablando. Esta es la maldición de todo existencialista: el estar muerto mucho antes de nuestra muerte.


Pero justo en ese proceso de naufragio puede surgir para algunos la posibilidad de disfrutar la deriva. Ya no se depende de costas de realidad absoluta para anclar y desarrollar una vida a partir de esos suelos, sino que se torna bastante válido, incluso imprescindible, la creación arbitraria de cualquier suelo, en cualquier momento que así lo requerimos. Ya no se vive en pro de un sentido, ni para la hermandad, ni para la amistad, ni para la paz, ni para una vida eterna. Se vive porque sí, porque se quiere, y se hace lo que produce placer. Tal cuestión se llama hedonismo. Es la ataraxia de Epicuro de Samos.


La gran vacuidad o el gran naufragio se torna así en un infinito lienzo blanco en donde podemos dibujar lo que queramos, cómo lo queramos y cuando lo queramos. Nuestra limitante de nuevo somos nosotros mismos, pero más por nuestras perspectivas ante la vida que por nuestras reducidas condiciones biológicas.


En vista de que nada tiene valor per se, podemos ser a voluntad dioses, niños con imaginación desbordante, creadores de valores nuevos. Casualmente Nietzsche estipula que la máxima evolución de todo individuo es ser un niño, y ello es su definición de superhombre.


Tal libertad produce vértigo, y asalta de forma natural una pregunta en nuestras mentes: “¿Cómo ser feliz en ese sistema hedonista si todo nace de ti mismo, si todo es tu propia mentira?”. La respuesta podría ser: ¿Quién dice que es mentira? ¿Y si lo fuera, qué mentira prefieres vivir? ¿Con la que naciste o con la creaste? Da lo mismo.


Un corolario de este asunto es que en efecto no muchas personas desarrollan estas inquietudes existencialistas. Esa clase de personas vive en un hedonismo desde el principio. Más que preguntarse por el origen del universo, se preguntan por los resultados del partido de fútbol. Más que tener insomnio toda una noche por dilucidar una cuestión ontológica, pernoctan con los ojos abiertos, intrigados por si la persona amada les corresponde o no. Y si tomamos un hedonista-existencialista y un hedonista nato, pareciera no haber mucha diferencia a grandes rasgos. Pero sí que la hay.


La ventaja, la suprema ventaja que tiene el hedonista-existencialista es que a diferencia de su contraparte superficial por naturaleza, goza de la virtud de haber descendido a las profundidades más abismales de la realidad que le rodea. Puede darse el gusto de ser su propio regente, de auto inventarse a cada segundo, de ser y no ser cuando le plazca, de dar pinceladas porque sí; todo ello sin estar atado moral, religiosa, política, biológica o mentalmente a algo. De todos los esclavos, el hedonista-existencialista es el más avanzado pues sólo se rinde ante su propia voluntad. Ni siquiera un dios está exento de ello.


Este, justamente, es el don.




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sábado, 5 de junio de 2010

EXISTENCIALISMO: DON Y MALDICIÓN. (PARTE II)



C

uando se aleja a la metafísica y a la ética del posible sentido de la vida, la perspectiva se torna más omnisciente. Ya no existe la miopía de evaluar la veracidad de los fenómenos en función a si son buenos o malos, virtuosos o defectuosos, pues, como ya se ha descrito, tales cánones son relativos, artificiales y fortuitos. Es así como entonces, al situarnos en una perspectiva “más allá del bien y el mal”, planteamos nuestra nueva referencia en la vida misma. Y como seres vivos que somos, todo lo que sea en pro de la vida (más allá de toda moralidad, como se ha dicho), se transforma entonces en la guía a seguir. Esto también incluye, aunque suene paradójico, a la muerte.


Al estar en este nuevo escalón existencial, mucho de lo que antes se creía real se confirma como una ilusión. La mente se concentra, por tanto, en todo lo que pareciera ser verdaderamente y sutilmente imperecedero, cíclico, o inmutable. La evolución pareciera ser entonces un sistema de espiral ascendente, en donde la vida se refina a sí misma indefinidamente, no en son de mejora, sino en son de adaptación, en una especie de esfuerzo natural para seguir viviendo, para seguir siendo. Y es que cada ser que vive, lo primero y único que quiere hacer, es ser. A partir de allí surge todo lo demás. Análogamente, todo lo que está muerto, “prefiere” seguir muerto.


Aún más, los conceptos de vida o muerte carecen de sentido en ese sistema de flujo constante, en donde todo pareciera transformarse a cada instante, creando y destruyendo. Se abstrae de ello una rueda cíclica, nunca igual, pero siempre en giro, en donde lo único constante a lo cual podemos aferrarnos es el cambio. Esto es el Tao en la cultura oriental.


Pero aún así persiste la disyuntiva. El ser humano, como ente biológico que ha evolucionado con la capacidad de aprendizaje, observa patrones a través de sus sentidos en búsqueda de una predicción de los fenómenos. Dichos patrones pueden incluso no ser tales. Y lo mismo que nos hace asociar el fuego con el dolor o el sol con la luz, es lo que nos hace concebir la idea la “causa y efecto”. La transformación perenne de todo lo que vive y muere es un concepto viciado de nuestra propia humanidad, de nuestra misma forma de capturar los sucesos. En pocas palabras, nuestros sentidos y predisposiciones mentales ensucian las verdades, y por ello la idea taoísta del flujo inmutable no es más que una proyección que nace de lo que ya hemos experimentado o imaginado. No puede nunca ser una verdad externa a nuestra humanidad. De hecho, ¿cómo puede algo serlo si toda realidad y fantasía parte de nosotros mismos?


Sin embargo no quiere decir ello que nuestros sentidos nos mienten. Simplemente son tan limitados y nuestra mente es tan claramente persistente en humanizar la vida, que sería irresponsable extraer verdades absolutas a partir de nosotros mismos. De nuevo la vacuidad, y en este caso tiene nombre y apellido: Escepticismo.


Ya Pirrón había concluido que debido a las limitaciones humanas, el hombre nunca podría hallar la verdad absoluta, y que lo máximo que podríamos hacer al respecto, es limitarnos a nuestro marco reducido y únicamente emitir opiniones acerca de los eventos. Y aún suponiendo que nos llegue algo desconocido o novedoso a nuestra realidad, algo que sea absoluto e imperecedero o correspondiente a esa verdad que tanto se anhela, ya Platón nos había advertido que no podríamos reconocerlo, en vista de que por nuevo no sabríamos qué es. Lo ensuciaríamos con humanidad y lo asociaríamos a algo que ya hemos experimentado.


Es así como entramos ante un nuevo giro del existencialismo. Ya la pregunta no es cuál es el sentido de la vida, sino qué hacer en vista de que nunca podremos saber el sentido de existir. O una mejor pregunta aún ¿Por qué la vida ha de tener un sentido? ¿Quién lo dice?


A partir de acá podemos establecer entonces dos hipótesis:

  • O la vida tiene un sentido y no podemos llegar a él.
  • O la vida no tiene sentido, pues es la necesidad de sentido es oriunda del humano y sus espiritualizaciones.


Sea una hipótesis o la otra, muy poco podremos hacer si nuestra existencia depende de los absolutismos. No los podemos hallar o no existen. En base a esto, emergen cuatro caminos por el cual el humano puede transcurrir el resto de sus días:

  • El escepticismo
  • Un teísmo autocondicionado
  • El hedonismo.
  • El suicidio.


El suicido resulta una salida radical de este problema. Llegar a este punto bajo una perspectiva existencialista no constituye mayor inconveniente, pues el entorno moral que lo vuelve un tabú no existe. Podría recomendarse evaluar esta opción de último luego de haber tomado los otros caminos; sin embargo es menester reconocer que siendo objetivos, y sobretodo, siendo existencialistas, esta opción es tan válida como las otras, y no tiene mayor o menor jerarquía. Así que en vano puede decirse que es un pecado, que es una ilegalidad o que es una abominación antinatural. De hecho, algunos autores expresan que el suicidio es el verdadero y único acto de libertad que un ser podría hacer. Es lo único que verdaderamente puedes elegir.


No obstante, por cuestiones de funcionalidad y a sabiendas que es de inteligentes rectificar, puede dejarse esta opción de último. No por miedo ni porque posea mayor importancia, sino porque después de haberla tomado ya no hay vuelta atrás. En estas altas esferas de la filosofía el error se torna algo muy común.


El teísmo autocondicionado es la opción más cobarde, valga la moralidad. Es frecuente en personas de profundidad que no soportan vagar por la vida sin ningún propósito en específico, más sin embargo no son capaces de autodestruirse. Todo relativismo les parece inconveniente e indigerible, y la presión social los termina engullendo. San Agustín fue un ejemplo de esto.


Cuando una persona retoma el sendero religioso como rechazo de la imponente vacuidad que le rodea, no dista mucho de lo que en psicología se denomina “desrealización”. La realidad se hace tan insoportable que resulta mucho mejor refugiarse en una más complaciente, más prometedora o menos perturbadora. Las doctrinas religiosas constituyen por excelencia los caminos de refugio de los que no soportan la luz de la razón. Lógicamente, la promesa de una vida eterna es un aliciente bastante apetitoso para los amantes de lo absoluto. ¿Y es que cuál religión existiría sin esta promesa?


Pero el hedonismo y el escepticismo son una cuestión muy distinta.


(Sigue en la tercera parte).




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viernes, 4 de junio de 2010

EXISTENCIALISMO: DON Y MALDICIÓN. (PARTE I)




S

eis de la mañana. Abrir de ojos brusco. Odio instantáneo hacia la alarma y golpe torpe que la enmudece, más la venganza es fútil: hay que levantarse. Los pensamientos corren en estampida acerca de lo que hay que hacer, de lo que no se ha hecho, de lo que soy y de hacia dónde voy, de lo que me espera, de los caminos que no transité, de lo que soy como célula social, de lo que representa el humano en tumulto, de lo que significativo que puede ser mi corbata en el cuello mientras trabajo. Y que puedo morir en cualquier instante…


Se dice que los psicólogos de vertiente humanista pueden sanar la mente del existencialismo, pero os recomiendo querido lector que, si eres de pensamiento agudo y de sensibilidad arácnida, y si además consideras que hay absolutos en la vida de los cuales tu felicidad se apoya, como la fe, como la verdad, como la moral, como la familia y los amigos, como el bien; si este es tu caso mi muy estimado desconocido, no sigas leyendo lo siguiente, pues lamento disentir de tan buenos especialistas. Para mi, el existencialismo no tiene cura, y una vez que eres uno de nosotros ya no hay vuelta atrás.


Puedes basar tu fe en una religión, como muchos miles de millones de seres humanos que te acompañan. En efecto pensarás que es la verdad, la única verdad, y que todas las demás religiones son falsas excepto la tuya. No hay que sentirse mal por eso: todos los demás creyentes de otras doctrinas piensan exactamente como tú. Eventualmente, si muerdes la manzana del Árbol del Bien y el Mal, si te das un bocado de esa fruta del Árbol del Conocimiento, no solamente no habrá religión que valga, sino ningún dios.


Y sobreviene la culpa, la gran desazón, la gran vacuidad. Tu fe, eso tan sólido, tan fundamental, la base de toda tu vida, no es más que un producto histórico que así como fue pudo no ser. Pues nadie elige el lugar de nacimiento, ni la familia en la cual nacer, ni el contexto, ni las creencias que te son inculcadas, ni los patrones de bueno y malo que te son enseñados. Aquí, en América Latina, eres del catolicismo, pero muy bien pudiste nacer en Israel y ser judío, ¿o por qué no nacer en Jordania y ser musulmán? De ser de familia indígena no serías ninguno de los anteriores, y hasta agnóstico pudiste ser, en alguna de sus variantes, pero dependiendo de tu seno. Siempre dependiendo.


¿Qué hubiera pasado si Constantinopla no hubiera caído? ¿Qué hubiera sucedido si San Agustín hubiera elegido otra clase de libros para formar el Canon Bíblico? ¿Qué sucedería si se aceptase la evidencia del Evangelio de Judas Iscariote, descubierto recientemente? ¿Qué hubiera pasado si Justiniano I no hubiera eliminado toda cultura helenística en su mandato? ¿Qué si Sócrates o Pirrón hubiesen escrito algo? ¿Qué si los españoles no hubieran traído sacerdotes al nuevo Mundo? ¿Y si se descubriera la infancia de Cristo? ¿Y si se descubriera un libro original de Buda? ¿Y si apareciera vida inteligente en otros planetas con una fe distinta, o sin creencia metafísica?; Si hubiera ocurrido u ocurriese alguno de estos eventos, ¿qué sería de tu fe?


La verdad, tu gran verdad, no se fundamenta más que en lo fortuito. Y si es un plan divino el que todo sucediera así, pues también es parte del plan que otros estuvieran exentos de participar en vuestra religión, pues las circunstancias los hicieron nacer con una perspectiva distinta de la vida. Por supuesto, esos hombres y mujeres apartados también creen que su verdad es la única verdad, y que su dios es el único dios. ¿Quién tiene la razón? ¿Gana la religión más antigua, la que tiene más adeptos o la que te mejor parezca? ¿Por qué? ¿Una verdad absoluta e inmutable depende del tiempo, de números o de pareceres?


Llegas así al siguiente escalafón. Ya no hay religión que valga, más si hay un dios que existe, que “se siente”, y que es personal. En mi opinión, una necesidad de vacío que los humanos frecuentemente llenan con un sentido de paternidad o maternidad, derivado de la protección que de infantes recibían por parte de sus progenitores, e intensificada por el miedo a la muerte o a la pérdida del “yo”. Porque eso del que “todo lo ve”, “todo lo escucha”, “todo lo vigila”, “siempre te protege” es muy paternal, mas no divino. Lo divino lo hace la metafísica que lo envuelve.


Pero de nuevo volvemos al argumento anterior, pues así como pudiste creer en un dios en particular, pudiste creer en cualquier otro. El criterio para elegir qué dios es el tuyo es básicamente el que te haga sentir mejor, y eso también es oriundo de las circunstancias ¿Y debe ser ese que te hace sentir mejor el dios de todos? ¿Qué si lo que te hace sentir mejor hace sentir peor a los demás?


No solamente aparece tal disyuntiva, sino que en un mundo en donde, como diría Protágoras y luego confirmara Kant, no vemos las cosas como son sino como somos; en un mundo en donde ya se sabe que nuestro ADN es 98% animal, en donde se conoce que no usamos el cerebro en su totalidad, que nuestros sentidos son una miseria comparados con toda la gama de sensaciones que existen en los animales, en este mundo y universo antiquísimo en el cual llevamos apenas 10.000 años, en el que cada cuestión que se sabe arroja a partir de sí mil incógnitas más, en este mismo mundo en donde toda la información que manejamos ha sido manipulada y condicionada miles de veces a error humano y a desgaste, y que de esos 10.000 años que llevamos sólo se tienen registros históricos de la mitad hasta la actualidad; con todas estas circunstancias, con todos los prejuicios cognitivos que tenemos, con todos los relativismos existentes, pareidolias, vicios, patrones arbitrarios y traiciones instintivas, con todo eso juramos, con la totalidad de nuestro ser, que un dios existe, que creó todo lo que vemos y lo que no, y que aún estando fuera del alcance de toda compresión, podemos inferir de él valores morales, o un orden cósmico, o un gran planificador o velador de nuestros intereses. Incluso vida eterna.


Vaya ego. O vaya miedo.


Por supuesto que el mismo orden de ideas aplica para los ateos, pues así como no hay evidencia objetiva acerca de la existencia de fenómenos y entes metafísicos, tampoco la hay para la no existencia. Esto aún a pesar de la contradicción lógica que entraña la mayoría de los dioses humanos.


La siguiente etapa se torna luego en el “todos somos uno”. Y esto constituye una certeza comprobable, porque, en efecto, en algún momento de la historia del universo toda la energía y masa que nos compone provino de un solo punto. Además, todos los seres vivos estamos compenetrados en macro y microsistemas simultáneos, de tal manera que lo que haga una especie afecta a otra, por muy lejana y distinta que sea. Pero no hay nada metafísico en ello, por lo menos no objetivamente. Que tal cuestión sea un evento místico, de nuevo, depende de la perspectiva de cada quien. Evidentemente esto aplica también para el pensamiento de que todos los dioses, en todas sus variantes, son uno solo. Es lo mismo.


¿En qué basar entonces el sentido de la existencia? Ya no hay moral que valga, ni dioses, ni nada espiritual. Ya nada es bueno o malo, ya no hay infierno ni cielo, ni pecado ni virtud. ¿Qué es lo que la vida podría esperar de mi entonces?


(Sigue en la segunda parte)





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