domingo, 29 de agosto de 2010

"LA PESTE". ALBERT CAMUS. Comentarios.



"L
a Peste” es una novela de Albert Camus que narra, a modo de crónica, las vicisitudes que pasan los habitantes de Orán durante la epidemia homónima del título de la obra. Y tan interesante es esta introducción como el escupir sangre de una rata que se repliega moribunda sobre sí misma. Hay otro símil: tanto la introducción que pretendí como el evento de la rata son la antesala de algo mejor (o peor). Al leer la obra sabrán por qué.

Pero lo mejor (o peor) en el contexto de estas letras es decir que Albert Camus, autor de la novela, nos revela la historia desde la curiosa perspectiva de varios personajes, subordinados todos a un narrador general de los acontecimientos. Este narrador se confiesa parte de los protagonistas, lo cual hace de la trama algo detectivesco y activo para con el lector. Al final, obviamente, se revela quién de todos es el elocuente personaje, no sin antes generar cierta impresión.

Todo transcurre en Orán, ciudad argelina que Camus se esmera en describir. Y tan fea es Orán que cada vez que leía detalles de su paisaje, de su gente, de su calor, de su polvo, de su suciedad, de lo extremo y vago de su ambiente, más sabor a ostia me parecía tener en la boca. Algo similar, confieso, me pasó con “Cien años de soledad”. Me ocurría cuando imaginaba el hedor y humedad de pueblo de Macondo. Supongo que Camus y García Márquez me dirían algo así como “esa es la idea”. Los felicito.

Rieux, Tarrou, Cottard, Paneloux, Grand, Rambert y hasta el mismo Castel me parecen santos. Cualquiera que combata la peste como ellos es un santo. Y no lo digo bajo un fundamento moral religioso, pues bien insulsa resulta ser la existencia de Dios a lo largo de los hechos. Estos hombres me parecen santos sólo porque cada uno abraza su humanidad como mejor sabe hacerlo en medio de la miseria. Ninguno se distorsiona, ninguno se desnaturaliza de lo que ya era su esencia antes de la tragedia epidémica, que por cierto, es bien larga y tortuosa.

¿Y por qué resulta insulsa la aparición del dios católico en la obra? Esto es algo que hay que destacar en la novela. En pleno desarrollo se enarbola una breve, pero importante discusión entre la fe y la ciencia, el deber divino y el deber del hombre, lo pragmático del hacer y lo estúpido del orar. Y a lo largo del relato se va diluyendo una virtud en los personajes que, encerrados indefinidamente en una agotadora y perseverante enfermedad, sin futuro, sin permiso para tener esperanza, siguen haciendo lo mejor que pueden, luchando estoicamente, no por un más allá, sino por un más acá. He aquí justamente su santidad.

Aquí ciertamente emergen algunos retazos literarios del Absurdismo de Camus, la oportunidad que da la orfandad de dioses y de significados para que el hombre se haga a sí mismo, en cuanto a hecho y a sentido. Esto se destaca en el exilio de los oraneses, en el meditar de Rieux de la última parte de la obra, y en cada pasión escrita que avala el “ya”, el “ahora”, pues el mañana es incierto y el pasado mañana es del hades. Pues, ¿vivirán en la vaguedad de antes los oraneses después de la epidemia? ¿La desrealización promovida por el día a día será revertida ante el apremiante y frontal ataque de una peste que no perdona? ¿Los protagonistas y los habitantes de la ciudad se harán concientes del absurdo y aprenderán a vivir?


Mis personajes favoritos son el viejo asmático, un sabio bastante particular que le da sorna y algo de reflexión omnisciente al relato (“todos los hombres son lo mismo”) y Tarrou, que evoca la tranquilidad espiritual de las personas que ya lo han visto todo en la vida. Irónicamente, Tarrou posee un alma inquieta, enmascarada con un optimismo y autocontrol sublime. Bastante interesante este Tarrou, un moralista de mucha sensibilidad.

La novela es compacta, muy coherente, y cada cabo se ata en su debido momento, salvo por el Dr. Castel, que, a mi juicio, se dejó a medio terminar. Desde el hacer notar que el cielo es el infierno para los que deben, que el humano suele desarrollar las virtudes máximas antes las desgracias, que justamente esas desgracias son las que invocan el “yo” en el “ahora” y que gracias a eso es que se vive realmente; desde el planteamiento de la abstracción como mecanismo de defensa, el absurdo protagonizado en la eficaz peste con la cual no se podía hacer nada, pero igual se hacía; pasando a su vez por la rica descripción de una fatiga enorme y sostenida entre la miseria, el dolor y el deber, por lo ciego e inservible de la fe, y por el impacto que causa la indiferencia con la cual se narra hombres muriendo como moscas (incluso algunos protagonistas), es que “La Peste” merece estar en el sitial de honor en donde se encuentra.

Un buen libro.




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domingo, 22 de agosto de 2010

BESAD EL CULO DE HANK



E
sta es una bonita historia, escrita en forma de diálogo, que deseo colocar por hilarante en la sección de humor de esta página. No obstante, más allá de lo cómico, ciertamente la moraleja que nos deja llama a la reflexión. Un gusto decir que la conseguí en la siguiente dirección:

http://sindios.blogspot.com/2004/06/besale-el-culo-hank.html

Que sea de vuestro gusto entonces:

"Esta mañana tocaron a mi puerta una pareja bien vestida y bien peinada. El hombre habló primero:

Juan: Hola, yo soy Juan y esta es María.

María: Hola, estamos aquí para invitarte a besarle el culo a Hank con nosotros.

Yo: ¿Cómo? ¿De qué estás hablando? ¿Quién es Hank? ¿y por qué tendría que querer besar su culo?

Juan: Si tu besas el culo de Hank, te da un millón de dólares; y si no lo haces, te cubre de mierda.

Yo: ¿Cómo? ¿Es que es alguna clase de extraño pervertido?

Juan: Hank es un multibillionario filátropo. Hank construyó este pueblo. Hank posee este pueblo. Él puede hacer lo que quiera, y lo que quiere hacer es darte un millón de dolares, pero no puede si tú no besas su culo.

Yo: Eso no parece tener mucho sentido. Porque...

María: ¿Quién eres tú para cuestionar los deseos de Hank? ¿Es que no quieres el millón de dólares? ¿Es demasiado un pequeño beso en el culo?

Yo: Bueno quizás, si es legítimo, pero...

Juan: Entoces vamos a besar el culo de Hank.

Yo: ¿Besas el culo de Hank frecuentemente?

María: Oh si, continuamente.

Yo: ¿Y te ha dado el millón de dolares?

Juan: Bien, aun no. No se puede recibir el dinero hasta que no te marches del pueblo.

Yo: Entonces, ¿por qué no te marchas del pueblo y recibes el millón de dolares?

María: No puedes marcharte del pueblo hasta que Hank te lo diga, o de lo contrario no recibes el dinero y él te cubre de mierda.

Yo: ¿Conoces a alguien que haya besado el culo de Hank, que se haya marchado y que después haya regresado con el dinero?

Juan: Mi madre le besó el culo a Hank durante años. Ella se marchó el año pasado y estoy seguro que tiene el dinero.

Yo: ¿Has hablado con ella desde entonces?

Juan: Por supuesto que no, Hank no lo permite.

Yo: Entoces ¿como sabes que tiene el dinero si no has hablado con nadie que lo haya recibido?

María: Bueno, antes que abandones quiero darte una pequeña muestra. Tal vez tengas un accidente, tal vez ganes un pequeño premio en la lotería, tal vez encuentres un billete de veinte dólares en la calle.

Yo: ¿Y qué tiene eso que ver con Hank?

Juan: Hank tiene ciertas "conexiones"

Yo: Lo siento, pero esto suena como si fuera un extraño juego de consola.

Juan: Pero es un millón de dólares, ¿puedes realmente arriesgarte? Y recuerda, si no le besas el culo te cubre de mierda.

Yo: Tal vez si pudiera verle, hablar con él, tener detalles sobre él...

María: Nadie ve a Hank, nadie habla con él.

Yo: ¿Entonces como le besas el culo?

Juan: En ocasiones únicamente le mandamos un beso y pensamos en su culo. Otras veces besamos el culo de Karl y el se lo transmite.

Yo: ¿Quién es Karl?

María: Un amigo nuestro. El es quien nos ha hablado sobre besar el culo de Hank. Todo lo que tenemos que hacer es invitarlo a comer de vez en cuando.

Yo: ¿Y ustedes han creido sus palabras cuando ha dicho que existe un Hank, que Hank quiere que le beses el culo y que te recompensará?

Juan: ¡Oh no! Karl tiene una carta de Hank de hace mucho tiempo donde lo explica todo. Aquí tienes una copia para tí, míralo por ti mismo:

Del escritorio de Karl.

1. Besa el culo de Hank y el te dará un millón de dolares cuando te marches del pueblo.
2. Bebe con moderación
3. Cubre de mierda a aquellos que no sean como tú.
4. Come bien.
5. Hank dictó esta carta el mismo.
6. La luna está echa de queso verde.
7. Todo lo que dice Hank es cierto.
8. Lávate las manos despúes de ir al baño.
9. No uses alcohol.
10. Come tus salchichas en bollos, sin condimentos.

Yo: Esto está escrito en papel con el membrete de Karl.

María: Hank no tiene papel.

Yo: Tengo la impresión que si lo comparamos encontraremos que esta es la letra de Karl.

Juan: Por supuesto, pero Hank lo dictó.

Yo: ¿Pensaba que decías que nadie puede ver a Hank?

María: No ahora, pero hace tiempo hubo algunas personas.

Yo: Pensaba que decías que era un filántropo. ¿Que tipo de filántropo cubre de mierda a la gente solo por que sean diferentes?

María: Eso es lo que Hank quiere, y Hank siempre está en lo cierto.

Yo: ¿De dónde sacas eso?

María: El punto 7 dice que: "Todo lo que dice Hank es cierto" ¡esto es suficiente para mi!

Yo: Quizás su amigo Karl hizo las normas el mismo.

Juan: ¡Imposible! el punto 5 dice: "Hank dictó esta carta el mismo". Al mismo tiempo, el punto 2 dice "Usa el alcohol con moderación", el punto 4 dice "Come bien" y el punto 8 dice "Lávate las manos despúes de ir al baño". Todo el mundo sabe que esto es cierto, por lo tanto, todo lo demás debe ser cierto también.

Yo: Pero el punto 9 dice "No uses alcohol" lo cual entra en conflicto con el punto 2, y el 6 dice "La luna está echa de queso verde" lo cual no es cierto.

Juan: No existe contradicción entre los puntos 2 y 9, el segundo simplemente clarifica el primero. Y por lo que respecta al 6, tú nunca has estado en la luna, por lo que no puedes hablar con seguridad.

Yo: Los científicos tienen claramente establecido que la Luna esta echa de roca...

María: Pero ellos no saben si la roca viene de la Tierra, o del espacio exterior, por lo que puede ser fácilmete queso verde.

Yo: Realmente no soy un experto, pero pienso que la teoría de que la Luna fue "capturada" por la Tierra ha sido descartada. Por otra parte, no saber de dónde viene la roca no la convierte en queso.

Juan: ¡Ajá! Acabas de admitir que los científicos cometen errores ¡pero nosotros sabemos que lo que dice Hank es cierto!

Yo: ¿Lo sabemos?

María: Por supuesto, el punto 5 lo dice.

Yo: Estás diciendo que Hank siempre está en lo cierto por que la lista lo dice, la lista es cierta por que Hank la ha dictado, y sabemos que Hank la ha dictado por que la lista lo dice. Esta lógica circular no se diferencia en nada de decir que Hank es verdad por que lo dice Hank.

Juan: ¡Ya lo está comprendiendo! es reconfortante ver que alguien se está acercando a la forma de pensar de Hank.

Yo: Pero... oh, no te preocupes. ¿Cual es el trato con las salchichas?

(María se sonrroja)

Juan: Las salchichas en bollos, sin condimentos. Esta es la forma de Hank. Cualquier otra forma es incorrecta.

Yo: ¿Qué ocurre si no tengo un bollo?

Juan: No hay bollo, no hay salchicha. Una salchicha sin bollo es incorrecto.

Yo: ¿Sin salsa? ¿Sin mostaza?

María: (asombrada) Parece irremediablemente condenado.

Juan: (Gritando) ¡No hay ninguna ambiguedad en su lenguaje! ¡Cualquier tipo de condimentos están prohibidos!

Yo: Entonces de una enorme pila de chucrut con algunas salchicas pinchadas en ella ni hablamos ¿no?.

María: (Se pone los dedos en los oidos) No te estoy oyendo, nana nana nana.

Juan: (con cara de aversión) ¡Eso es repelente! No se qué clase de demonio comería eso...

Yo: ¡Hank! el come eso todo el tiempo.

(María palidece)

Juan: (cogiendo a María) Bueno, si yo hubiera sabido que eras uno de esos no habría perdido mi tiempo. Cuando Hank te cubra de mierda yo estaré allí, contando mi dinero y burlándome. Yo besaré el culo de Hank por tí. Tú, comedor de salchichas sin bollo y devorador de chucrut.

(Al decir esto, Juan arrastró a María al coche que le esperaba y arrancó a
toda velocidad.) "




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lunes, 2 de agosto de 2010

LA MUJER IDIOTA Y LOS ANIMALES



T
odos sabemos lo sensibleras que son la mayoría de las mujeres (y no pocos hombres) a la hora de enternecerse con los animales. Y es que el ser humano civilizado ve a los animales como sus compañeros coterráneos, a los cuales por supuesto hay que respetar. Sin embargo, mucho de ese respeto proviene de saber, racionalmente, cuál es la posición que le corresponde a cada ser vivo y cuál es la posición de uno mismo respecto a ellos.

Todos los seres vivos son de alguna manera hermanos. Sin necesidad de pavadas metafísicas o de pseudo filosofías incongruentes new age (sí Paulo Coelho, es contigo), es fácil observar lo siguiente:

Hubo un gran cataplum en el universo, el cual ahora llamamos Big Bang. De esa explosión nació todo lo que podía nacer. Todos los elementos que conforman a la materia se originaron ahí. Por otro lado, el tiempo, como dimensión tangible, no existe; es una medida arbitraria. Lo que existe es un presente en constante cambio. Entonces, las nebulosas se transformaron por “causa y efecto” en galaxias, las galaxias concibieron planetas; entre ellas surgió un planeta llamado Tierra que tuvo la capacidad de dar vida a todo lo que conocemos actualmente. Todo eso en un presente siempre cambiante. Por lo tanto, no es alocado afirmar que nosotros como humanos somos, justo ahora, polvo de estrellas, nebulosas, caballos, pajaritos, viento, mar, centros comerciales, una máquina de gimnasio, soles, nubes, cascadas, excremento, todo. Somos los elementos del Big Cataplum en un cambio permanente. Por más budista que suene, es cierto: todo se transforma. Fin.

Al saber esto, nuestro raciocinio se encarga rápidamente de hacernos entender que todo lo que nos rodea, de alguna manera, es parte de uno mismo. Ergo, lastimar lo que nos rodea es lastimarse a uno mismo también. Por eso es que hay (y debe haber) respeto por todo lo que vive. Todo respeto nace del temor, y todo temor nace de la autovaloración.

Éste es el trasfondo del por qué la “filosofía” del vulgo dice: “para respetar debes respetarte a ti mismo”. Por supuesto, las doñas (y los tipos con síndrome de doña) repiten eso una y otra vez sin entenderlo. Por cierto, algo parecido pasa con el “lo que no me mata me hace más fuerte”.

Pero actualmente está en boga una nueva secta, mayoritariamente femenina, que sostiene una cruzada irracional en pro y supremacía de los animales por encima de la especie humana. Señoritas (y eso incluye a los hombres involucrados también), ¿acaso no se han percatado de que los humanos somos animales también?

Cada vez que escucho o leo frases idiotas como “la inteligencia criminal elimina la inocencia animal”, me pregunto si se refieren a los lobos o a uno como humano. Porque en verdad, los lobos, por ejemplo, utilizan su inteligencia para cazar en grupos y matar conejitos. También los chimpancés usan herramientas para cazar insectos, así como muchas otras especies usan su inteligencia innata para hacer lo que tienen que hacer.

Por supuesto, muchos lectores ya me estarán lanzando tomates, arguyendo que los humanos matamos por placer, o que no necesitamos matar para vivir. Respecto a lo primero, tienen toda la razón. Matar por placer es patológico, es errado, es enfermo. Les estrecho la mano. No obstante, lo segundo es falso.

El humano es el animal que usa más el cerebro, eso es evidente para todos. Pero no por ello dejamos de ser animales. Tenemos colmillos, uñas y un complejo aparato digestivo. Necesitamos de la carne para vivir plenamente. Somos OMNÍVOROS, esa es nuestra naturaleza. Cuando nazcan humanos sin los atributos anteriores podríamos discutir si ya es innecesario cazar animales o no. Por ahora no estamos tan “evolucionados”. Cuando eso ocurra, el mismo cuerpo rechazará la carne. “La naturaleza es sabia”, diría un “inteligente” new age…

También están los que van en contra de los experimentos científicos en animales. Bien, esto es un poco más discutible, sin embargo la ciencia no aboga por la tortura placentera. Muchos de los experimentos científicos han servido tanto para humanos como para otras especies. ¿O es que la Perrarina que le pone el cabello brillante a tu Golden Retriever fue un descubrimiento empírico y espontáneo? ¿O es que las vacunas que se le ponen a tu mascota salieron de la teoría directamente a la práctica? No seas ridícula.

Supongo que la zoofilia no es considerada maltrato animal, ¿no?

Es hora de hacer un pacto. Como científico y humano ratifico lo siguiente:

• La tortura animal es abominable, pero a veces inevitable.

• Comprar prendas de vestir con piel de animales está mal, si el animal es despellejado vivo, o si se mata sólo para eso.

• La caza deportiva de animales es enferma.

• Las corridas de toros, peleas de gallos y torneos de coleo son igualmente estúpidos.

• No vale la pena tener mascotas en la casa si las mismas se van a sentir mal, van a estar mal alimentadas o no son parte de ese entorno.

• TODOS los seres vivos merecen respeto. Pero cada uno con su jerarquía. No somos mejores, somos distintos.

• La ciencia nos ayuda a TODOS.

• Los circos con animales no deberían existir.

Empero, la secta intelectualoide femenina fundamentalista pro animales (y seguramente pro Ricardo Arjona, amor eterno y ángeles en el cielo) debe aceptar lo siguiente:

• El ayudar a los seres vivos proviene de tu ego, no de tu respeto. Si fueras respetuosa no matarías insectos, ni pisarías la grama. No sólo no comerías carne, sino tampoco vegetales.

• Los vegetales son seres vivos también. Según tu moral, ¿quién eres tu para decir que deben perecer bajo tus dientes? ¿Sólo por qué no sufren? ¡No los mates, inteligencia criminal! No comas nada y déjate morir para que los animalitos que adoras tanto te engullan placenteramente.

Vestigios de la inteligencia femenina vegetariana: "A todos ustedes que asesinan animales para comer, los maldigo: ustedes podrían ir a la tienda y comprar la carne que está hecha ahí, donde los animales no fueron lastimados".

• ¿Por qué ayudar sólo a los perritos o a los gatos y no a toda la fauna? El día en el que te vea sobando con cariño una serpiente, una rata de alcantarilla, una tarántula peluda, o dándole un besito a una cucaracha voladora, podría comenzar a creerte… Y luego llamaría al manicomio.

• No curemos las enfermedades. Abajo las investigaciones en animales. Seguramente es mejor que todos (humanos y animales) mueran a que algunos animales inevitablemente sufran.

• Señoritas, la moral no existe en la naturaleza. El león no mata porque sea malo, lo hace porque necesita comer. El hombre racional igual. No hay “maldad” en ser lo que uno es. No sean idiotas.

• No humanices a los animales, eso es oriundo de tu ego también. Decir que tu perrito “te ama”, o que el gatito “siente compasión”, o que el loro y la ratita “se quieren como amigos”, no solo evidencia tu falta de neuronas, sino que deja claramente sobre la mesa que tu ego humano, ese que criticas tanto, es lo que le da valor a todo lo que te rodea. “El hombre es la medida de todas las cosas”, dijo Protágoras.

• No, no has escuchado de Protágoras. Eso es porque lees a Coelho.

• Si me preguntan: “¿A ti te gustaría que te cocinaran y comieran?” Pues no, evidentemente. Sin embargo, si es parte de la naturaleza que eso suceda, pues ni modo. Si voy de turista a la África profunda, por ejemplo, debo estar conciente de eso. Ni los gorilas ni los leones harán tratados de paz conmigo, o marcharan al frente de sus instituciones gubernamentales diciendo “¡no coman humanos!”.

• Decir “seamos más humanos” para evitar el maltrato animal es una frase de una persona de bajo coeficiente intelectual. Decir “los animales son más humanos que uno” es una frase de una ameba o algo por el estilo. De seguro le pones suetercitos y lacitos a tus mascotas para que “se vean más lindas”. Pobre mujer.

• No, los animales no van al cielo ni al infierno. No seas tarada por favor.

• Por cierto, las plantas no crecen más porque les cantes o les hables. Sólo debes recordar que en el colegio te enseñan que el producto de nuestra respiración es el CO2. Si constantemente le damos CO2 a las plantas, ellas evidentemente se alimentaran de él y creceran. No crecen gracias al "amor", ridícula.

Sí, he sido un total papanatas irrespetuoso en este artículo. Sin embargo repito que no estoy en contra de ayudar a los animales, todo lo contrario. Este blog, en la sección de Servicio Público, está a su disposición para ser la plataforma comunicativa para todo caso de ayuda, sea humano, animal o vegetal. Pero no puedo ser cómplice de la desnaturalización humana o de su sobrevaloración. Por eso mi acidez.

Las mujeres que apasionadamente se entregan a la ayuda animal pierden, en general, toda la racionalidad pertinente. O sobrevaloran el escalafón que algunos seres vivos tienen en la naturaleza, o subvaloran la naturaleza humana. Están claramente influenciadas por el Romanticismo heredado del siglo XIX, colocando el centro de gravedad de la vida en un deber ser idealista y metafísico, y no en lo que eres, de forma realista y actual. Los animales se hacen querer y amar, pero favor, no pierdan la perspectiva.

Sólo usando el cerebro podremos entender no sólo qué significa el verdadero respeto hacia todo lo que nos rodea, sino que entenderemos también que las diversas interacciones entre todos los seres vivos, en todas las manifestaciones que somos capaces de desarrollar, son parte crucial de la vida misma. Así que si quieres darle clases a una hiena para que deje de matar y sea vegetariana, mejor déjate de estupideces.






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domingo, 1 de agosto de 2010

"SUMA TEOLÓGICA". QUINTA VÍA.



A
continuación, la quinta y última vía para demostrar la existencia de Dios, concebida por el teólogo y filósofo Santo Tomás de Aquino.

“La quinta se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Pues vemos que hay cosas que no tienen conocimiento, como son los cuerpos naturales, y que obran por un fin. Esto se puede comprobar observando cómo siempre o a menudo obran igual para conseguir lo mejor. De donde se deduce que, para alcanzar su objetivo, no obran al azar, sino intencionadamente. Las cosas que no tienen conocimiento no tienden al fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento e inteligencia, como la flecha por el arquero. Por lo tanto, hay alguien inteligente por el que todas las cosas son dirigidas al fin. Le llamamos Dios”.

De forma transparente Tomás de Aquino expone su Quinta Vía en la forma que actualmente conocemos como el “argumento del diseño”, argumento clásico entre los teístas. Todo se puede resumir en la siguiente frase:

“Pues vemos que hay cosas que no tienen conocimiento, como son los cuerpos naturales, y que obran por un fin”.

Santo Tomás de Aquino escribió la Suma Teológica en el siglo XIII d.C. En aquel entonces, sin teoría de la evolución que ofrecer a la humanidad, era muy sencillo darle toda la razón acerca del argumento del propósito de cada cosa. Ahora sabemos que no existe tal cuestión, sino una adaptación gradual y muy lenta, que a través de millones de años ha moldeado cada elemento vivo a las circunstancias del ambiente. Se sabe hoy pues que no hay diseño en la naturaleza, hay adaptación.

De todas maneras, ¿es posible que existiese algo para refutar el argumento de Aquino en pleno siglo XIII? Pienso que sí.

Mucho antes que Tomás de Aquino, Protágoras de Abdera, en el siglo V a.C., había dicho que “el hombre es la medida de todas las cosas”. ¿Qué quiso decir con eso? Pues, que cada cuestión que rodea al hombre es impregnada de nuestra propia perspectiva como humanos. En pocas palabras, juzgamos nuestra realidad con base a nuestra propia humanidad.

En el caso que nos atañe, afirmar que los elementos de la naturaleza que no tienen conocimiento de sí mismos tienen un propósito en específico, es una falacia por ser nosotros los dadores de dicho propósito. De hecho, el condicionamiento inicial de que tiene que haber un propósito también es falaz y es oriundo del humano, específicamente de su capacidad de planificación a largo plazo. Creemos en el propósito porque simplemente somos capaces de imaginar el futuro. Por ello planteamos objetivos para hacer de él uno que nos gustaría. y son dichos objetivos nuestros sentidos de existencia. Sin imaginación de futuro no hay propósito. Así de simple.

Entonces, no sólo queda la Quinta Vía refutada por argumentos actuales evolucionistas, sino que 1800 años antes, Protágoras ya sabía que todo lo que pudiéramos elucubrar como seres humanos acerca de la naturaleza estaría impregnado de humanidad. Menester sería decir que no sólo el argumento del diseño caería en esa premisa griega, sino también la misma existencia de los dioses. No en vano todos los dioses que han existido en la historia de la humanidad han sido demasiado humanos. ¿Por qué todos los dioses se parecen? Porque todos los humanos se parecen.

Con esta entrega se cierran entonces los argumentos de Santo Tomás de Aquino a favor de la existencia de Dios. Independientemente de que no sean convincentes, es importante honrar a Aquino como uno de los primeros teólogos que apostaron por la razón y por la profundidad de pensamiento para hallar las verdades. Merece el agasajo que todo filósofo se gana al hacer la labor más sublime y más difícil: utilizar el razonamiento humano.

Muchas gracias a todos los lectores.





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